Perfiles Urbanos
Exclusivo de NOVA

Javier Varisco y sus bicicletas voladoras

El pasado y el futuro, medallas y remeras con las que salió campeón y un modelo de bicicleta fabricada por él.
La bicicleta adaptada para personas con capacidades diferentes que construye.
Uno de los modelos de bicicleta adaptada y la rueda que construyó con sus manos para ganar la prueba deportiva.
Años atrás cuando se consagró campeón en Mar del Plata.
La bicicleta adaptada que fabricó para Jacqui su prima, que le permite realizar movimientos en sus piernas.

Javier Varisco nació el 9 de mayo de 1976 en Paraná. De muy niño se mudó con sus padres y sus tres hermanos a Rosario. A los 14 años, volvió a Paraná y desde entonces, no se bajó de la bicicleta “hasta hoy”.

Es padre y comparte su vida con su esposa Cintia desde hace más de 15 años. Hace poco tiempo dejó su actual trabajo en una bicicletería, donde realizaba arreglos de rodados. Cuenta que no fue una decisión fácil. Junto con Cintia meditaron la idea y dejó el empleo. “Íbamos a estar un poco ajustados pero le dimos para adelante”, relata Javier.

Es padre de una niña, que vive junto a su mamá en Diamante. “Por temas de la escuela, mi hija vive con su mamá allá”, cuenta Javier. En tanto que Cintia es madre de dos mujeres, de 16 y 18 años.

El verdadero sueño

Él tiene una habilidad que le permite adaptar bicicletas para personas con capacidades diferentes, y aquí es donde comenzó el verdadero sueño.

En su casa en Paraná, hay bicicletas con carritos de carrera; pequeñas banquetas hechas con asientos y una mesita ratona. A través del vidrio transparente se deja ver la base, hecha con partes de bicicletas.

Muestra con orgullo la medalla y la remera con la que salió Campeón Argentino. Las deja sobre la mesa ratona. También exhibe una bicicleta con una silla adaptada, de las pocas que fabricó. La deja junto a las demás bicicletas, y expresa: “Estas cosas son las pocas que quedaron del Campeonato”, señala la medalla y toma la remera en sus manos.

Su pasión por las bicicletas desde su niñez dio sus frutos. Fue Campeón Argentino y decidió dejar su profesión para dedicarse a la construcción de bicicletas para corredores y, en especial, rodados adaptados para personas con discapacidad. Su pasión permite que hoy niños, niñas y adultos, con capacidades diferentes puedan tener una buena calidad de vida.

Javier fue campeón en la prueba Velocidad en el Campeonato Argentino de Mar del Plata y desde hace años se dedica a armar bicicletas especiales para personas con capacidades diferentes, algo que lo llena de orgullo y deja en claro que con esfuerzo todo se puede.

Un dato que no puede pasar desapercibido es que, él mismo fabricó el manubrio y una rueda para el rodado con el que salió campeón argentino de ciclismo; entrenó con un aparato reciclado. No obstante sus logros deportivos, años atrás vendió todo para construir vehículos a pedal para personas con discapacidad.

De pequeño a los 8 años empezó a pedalear, y logró el máximo de los logros a los 40 con una bicicleta a la que tuvo que construirle el manubrio y una rueda porque los costos de esas piezas eran inalcanzables. Pero además tenía que practicar en la pista más cercana a Paraná, en Esperanza, a 80 kilómetros y recicló con sus manos un aparato fijo para entrenar en su casa. "No tengo condiciones naturales como velocista", explicó, y como dirían en el barrio, el hombre es puro "huevo"

Un hombre que se la juega

Tal es así su personalidad, que tiempo atrás vendió todo para dedicarse de lleno a la fabricación de vehículos a pedal destinados a personas con discapacidad. Otra vez, se la volvió a jugar.

El costo de una sola rueda de la bicicleta del deportista que salió segundo, en el mismo campeonato nacional que ganó Javier Varisco, es más cara que todo su equipo junto. Pero a este paranaense esto no lo frenó. Desde hace una década dobla caños, pone tuercas, coloca rayos y todo lo que sea necesario para construir máquinas a pedal que hacen felices a personas con discapacidad.

El hombre es un especialista, como los hay pocos en toda la Argentina, vivió en el populoso barrio San Agustín de muy chico, luego se fue con su familia a Rosario y volvió a la capital provincial en la época de su adolescencia. Toda la vida estuvo relacionado a los rodados y en su casa actual, a pocas cuadras del hospital de la Baxada, cerca de Avenida Ejército, habló de sus desafíos y de los caminos por pedalear.

El taller

En la mesa de taller de su casa, te topas con fierros doblados, ruedas, cuadros, horquillas, sus materiales de trabajo. Trabajó y mucho en el armado de un triciclo con motor. "Muchos me dicen bicicletero. En realidad no lo soy. No tengo negocio ni nada. Lo que hago es un mantenimiento de bicicletas fijas en algún gimnasio y todo lo relacionado con rodados”, recalcó Javier.

La construcción de los aparatos especiales se dieron solos, un poco por las ganas de hacer cosas raras y otro porque fui así toda mi vida", contó Javier, que se hizo de un oficio algo extraño y poco conocido: construye rodados que se adaptan a cualquier necesidad de una persona.

Fabrica andadores, bicicletas, tricicletas, aparatos adaptados a sillas de ruedas y hasta handbikes que son una especie de triciclo que se 'pedalean' con las manos. Cuando se corrió la voz, construyó hasta aparatos para traumatólogos y kinesiólogos como pedaleras y rotadores. Desde hace un década lleva por lo menos 400 equipos realizados.

"Lo hago por una cuestión social y personal, por ver que el laburo que hago sirve. Todo se fue dando así", explicó. Alguna vez, alguien llegó a una bicicletería en Paraná con la inquietud de comprar un rodado para una persona discapacitada. El costo en dólares, los trámites y el precio elevado no le dieron oportunidad a ese cliente. Pero un empleado nombró a un tal Javier, un muchacho que trabajaba ahí y que quizás se daba alguna maña. "Me empezaron a llamar. Veía fotos, sacaba medidas y salían andando", relató orgulloso.

Una ayuda para pedalear por la vida

Jacqui tiene 27 años. Es su prima, y para ella construyó una bicicleta que le permite realizar movimientos en sus piernas. "Si no, se movía solo con el kinesiólogo. Mi tío tenía que empezar a hacer alguna actividad. Entonces ahora él la lleva en bicicleta con una silla de ruedas y una aplicación que le permite a mi prima un pedaleo pasivo: sus pies se mueven al ritmo en que se marche", detalló Varisco. Muchos vieron el trabajo terminado, y nuevos requerimientos tocaron la puerta de su casa.

Años atrás "estaba muy metido con el deporte. Era mi sueño y ahora que lo cumplí, tengo la idea de dedicarme a todas estas cosas". Por comparar, el mismo aparato que fabricó para su prima, en el mercado era muy caro. Entre el material recuperado, el ingenio y sus manos, abarató el costo a menos de la mitad del valor.

Para entrenar cuando el deporte era lo que lo empujaba hacia adelante, modificó una bicicleta fija, fabricó la rueda y el manubrio con el que se consagró campeón en la prueba Velocidad Pura en Master B1 del Campeonato Argentino de Pista, que se desarrolló en el velódromo de Mar del Plata. Fue en noviembre de 2016. "Todavía estoy con la euforia del momento", contó, pero luego, semanas atrás, tuvo que vender todo.

Con ese dinero compró los repuestos para arreglar su camioneta, que llevaba seis meses parada y la necesita para poder realizar su labor. "Vendí la bicicleta de ruta, el cuadro de pista y una rueda que tenía. Me quedé sin nada. No puedo volver a correr, pero lo veo distinto", sostuvo, y acotó con emoción: "Me sirve para seguir trabajando. Es una sensación encontrada, pero está bueno. Tengo que crecer en esto. Ahora no tengo bicicleta, pero esto revolucionó todo; muchos me piden las cosas que fabrico".

Años atrás, Varisco entrenaba cinco horas por día. Hoy llega a su taller y empieza a doblar caños, a restaurar, a sacar medidas precisas. Y se dedica a hacer algo que muy pocos o casi nadie realiza en el país. "No tengo condiciones naturales para el ciclismo. Donde llegué fue puro sacrificio", confesó.

Hoy su fortaleza y coraje lo lleva a ayudar a personas con capacidades diferentes, que sin su ayuda no podrían pedalear por la vida.

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